Desde celebridades como Rubius, Selena Gómez o Emma Stone, hablar de ansiedad dejó de ser tabú; hoy, Millennials y Generación Z no sólo reconocen sus padecimientos, sino que los hacen visibles. El verdadero cambio no es tanto si hay más ansiedad, sino que ahora se habla abiertamente. En su momento, estudios clasificados ya reflejaban que:

• Solo el 51 % de los millennials contaba con herramientas para manejar la ansiedad.
• Entre 2007 y 2018, la demanda de atención en salud mental en la Universidad de California aumentó un 51 %.
• Las mujeres eran un 60 % más propensas a sufrir ansiedad que los hombres.

¿Cómo ha evolucionado la realidad desde entonces?

1. España en cifras recientes

• En el año anterior, un 72 % de los españoles declaró haber sufrido estrés o ansiedad, con un 23,5 % experimentándolos más de la mitad de los días. La generación de 18 a 25 años fue la más afectada (93,1 %).
• La adicción a las redes sociales está vinculada con el 55 % de los síntomas de ansiedad, el 52 % de depresión y el 48 % de comportamientos agresivos. Jóvenes de Gen Z pasan un promedio de 7 horas diarias en redes sociales, y uno de cada cuatro supera las 8 horas).

2. Estados Unidos: una ansiedad programada

• El 62 % de la Generación Z y millennials viven en un estado de preocupación constante (frente al 38 % de generaciones mayores). Para manejarlo, un 10 % se reserva un “tiempo para preocuparse” cada día, una estrategia sorprendentemente efectiva para reducir ansiedad.

3. Estrés laboral global

• Según la encuesta “Gen Z y Millennial 2023” de Deloitte:
  • El 46 % de la Gen Z y el 39 % de los millennials se sienten ansiosos o estresados en el trabajo “todo o casi todo el tiempo”.
  • La fatiga mental reduce el rendimiento laboral en un 42 %.
  • Problemas como falta de conciliación, cultura de “siempre conectado” y tabú sobre salud mental persisten (Business Insider España).

4. Un panorama mixto: bienestar también existe

Aún con altos niveles de ansiedad, no todo es negativo:

• En Gen Z, el 77–78 % experimenta emociones positivas como alegría o interés por la vida, muestra autoaceptación (78 %) y orgullo personal (85 %). Cerca del 80 % planifica su futuro con entusiasmo.

5. Más que millennials y Gen Z: microcohortes y fenómenos asociados

• Zillennials —los nacidos entre millennials y Gen Z— aglutinan características de ambas generaciones y enfrentan identidades generacionales difusas.
• El síndrome FOMO (Fear Of Missing Out), o “miedo a quedarse fuera”, sigue afectando a muchos jóvenes: es una ansiedad social por sentir que otros viven experiencias gratificantes sin ti.
• También emerge la “dismorfia del dinero”, una percepción distorsionada sobre la situación financiera propia. En EE. UU., afecta al 41 % de millennials y 43 % de Gen Z, provocando decisiones financieras negativas.

Tabla comparativa: proyectos similares

Proyecto / Estudio	Generación / Público objetivo	Objetivo principal	Metodología / Enfoque	Comentario relevante
Programa UAM (2019)	Adolescentes (15-17 años)	Prevención de trastornos de ansiedad	Educación para la salud	Intervención temprana en colegios
LINA (2022)	Pre-adolescentes (+10 años)	Fomentar conexión y bienestar mediante AR	Juego de realidad aumentada en clases	Alta aceptación y sentido de pertenencia
Wearables universitarios (2024)	Estudiantes universitarios	Detección de estrés cíclico	Anillo rastreador biométrico, análisis longitudinal	Permite identificar picos de estrés durante exámenes
Análisis en redes sociales con IA	Público general en plataformas online	Detectar y clasificar enfermedades mentales	Modelo RoBERTa para análisis de publicaciones	Abre puertas a alertas precisas en tiempo real

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Conclusión ampliada

Hoy, Millennials y Gen Z ya no solo sufren ansiedad; la visibilizan. Los datos recientes respaldan una prevalencia sustancial, con estrategias diversas como “tiempo para preocuparse”, educación temprana, herramientas digitales y análisis enfocados en prevención y apoyo emocional.

A pesar del panorama estresante, Generación Z muestra resiliencia: alta satisfacción personal y visión de futuro. Proyectos como LINA o intervenciones escolares permiten construir espacios seguros de pertenencia y diálogo. La tecnología —desde wearables hasta algoritmos IA— abre nuevas vías para anticipar y mitigar crisis mentales.

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