Introducción: Un Movimiento Global y Digital

La Cuarta Ola del feminismo en España es un movimiento que comenzó a gestarse en la década de 1990 y que alcanzó su punto álgido con las históricas movilizaciones del 8 de marzo de 2018. Caracterizada por ser un movimiento de masas y de carácter global, utiliza las redes sociales para organizarse y se distingue por su composición intergeneracional. Esta ola ha trascendido las calles y el ámbito digital para impactar profundamente en el entorno laboral español. Sus reivindicaciones se centran en la lucha contra la violencia sexual, la paridad económica, la corresponsabilidad y la deconstrucción de estereotipos.

1. Análisis Histórico y Evolución del Movimiento en España

La clasificación de la historia del feminismo en «olas» es útil para evidenciar su larga trayectoria y genealogía. Sin embargo, la trayectoria del feminismo en España está profundamente marcada por el largo periodo de la dictadura franquista (1936-1975).

El Retorno a la Trilogía “Dios, Patria y Hogar”

La victoria de los nacionales y la llegada del régimen franquista supuso un enorme retroceso en el papel social y profesional de la mujer, destruyendo los logros y conquistas alcanzados durante la Segunda República. La visión tradicional del régimen vinculaba a la mujer exclusivamente con la reproducción y la vida familiar, convirtiéndola en un símbolo del hogar.

El discurso ideológico franquista, apoyado por la Iglesia, se sustentó en el nacional-catolicismo y persiguió convertir a las mujeres en garantes y legitimadoras del régimen a través de la familia. La imagen de la mujer se mitificó bajo la trilogía Dios, Patria y Hogar.

  • Adoctrinamiento y Subordinación: La Sección Femenina (SF) de la Falange (creada en 1934 y disuelta en 1977) fue la encargada de adoctrinar a las mujeres para que asumieran que su principal objetivo era casarse y tener hijos. Los valores promovidos eran la sumisión, el servicio y el sacrificio. La mujer era percibida como inferior al hombre, tanto intelectual como espiritualmente, y su vida se limitaba al cuidado del hogar y los hijos.
  • Servicio Social y Barreras Legales: El Servicio Social era una especie de «mili» femenina obligatoria para las mujeres solteras que quisieran obtener un empleo en la administración pública, el pasaporte, el carné de conducir o cualquier diploma de estudios. Este servicio duraba seis meses e incluía formación religiosa, política, moral y tareas de beneficencia. Legalmente, la mujer estaba subordinada al hombre, necesitando incluso la autorización conyugal (licencia marital) para trabajar o realizar transacciones económicas.
  • El “Ángel del Hogar”: Pilar Primo de Rivera, delegada nacional de la SF, centró su discurso en «reconquistar el hogar para la mujer». En 1941, explícitamente afirmó que el papel de la mujer era de «obediencia y subordinación absoluta» al hombre. El trabajo remunerado de la mujer casada e incluso de la madre potencial fue prohibido o desalentado con el argumento de proteger la familia y promover la natalidad.

¿Cómo contrastan los modelos de feminidad impuestos por la Sección Femenina con las luchas feministas actuales?

El contraste entre el modelo de feminidad impuesto por la Sección Femenina (SF) durante el franquismo y las luchas del feminismo actual (la Cuarta Ola) es radical, reflejando una transición del confinamiento femenino al ámbito privado y la subordinación legal, hacia la reivindicación de la plena autonomía, la corresponsabilidad y la paridad en la esfera pública y laboral.

A continuación, se presenta un contraste detallado basado en los ejes ideológicos, sociales y profesionales extraídos de las fuentes:

I. Rol Primario y Espacio de Acción

Modelo de la Sección Femenina (Franquismo)Luchas Feministas Actuales (Cuarta Ola)
Enfoque IdeológicoEl modelo se mitificó bajo la trilogía Dios, Patria y Hogar, buscando convertir a las mujeres en garantes y legitimadoras del régimen a través de la familia.
Espacio de ConfinamientoLa mujer estaba vinculada exclusivamente a la reproducción y la vida familiar. Su vida se limitaba al cuidado del hogar y de los hijos, adoptando el estereotipo del «ángel del hogar».
Servicio ObligatorioSe impuso el Servicio Social (la «mili» femenina), una actividad obligatoria de adoctrinamiento político y control social, relegando a la mujer al papel de reproductora y ama de casa.

II. Valores y Subordinación Legal

Modelo de la Sección Femenina (Franquismo)Luchas Feministas Actuales (Cuarta Ola)
Valores PromovidosLa SF promovió valores como la sumisión, el servicio y el sacrificio, asumiendo que el papel de la mujer en la vida era de «obediencia y subordinación absoluta» al hombre. La mujer era vista como inferior al hombre, tanto intelectual como espiritualmente.
Estado Legal y AutonomíaEl régimen franquista restableció el Código Civil de 1889, desposeyendo a las mujeres de los derechos conseguidos previamente. La mujer estaba subordinada al hombre y requería la autorización conyugal (licencia marital) para trabajar, viajar, o realizar transacciones económicas.

III. Ámbito Laboral y Profesional

Modelo de la Sección Femenina (Franquismo)Luchas Feministas Actuales (Cuarta Ola)
Relación con el TrabajoEl trabajo remunerado de la mujer casada e incluso de la «madre potencial» fue prohibido o desalentado bajo el pretexto de proteger la familia. Se enfatizaba la incompatibilidad biológica de la mujer con la actividad laboral fuera del hogar.
Ascenso ProfesionalLas mujeres que destacaban intelectualmente eran ridiculizadas, tildadas de «antimujeres». La SF se encargó de limitar su acceso al espacio público.
Corresponsabilidad en el CuidadoLa SF reforzó que las mujeres debían dedicarse al servicio doméstico de forma exclusiva. La mujer fue clave en la transmisión de valores patrios y cristianos a la familia.

En resumen, mientras que la Sección Femenina buscó relegar, tutelar y adoctrinar a las mujeres a un modelo de feminidad basado en la obediencia, el hogar y la renuncia a la vida pública y profesional por «mandato biológico», las luchas feministas actuales aspiran a la deconstrucción total de esos roles, luchando por la autonomía económica, la igualdad legal efectiva, la seguridad contra la violencia, y la corresponsabilidad en los cuidados como llave para desbloquear el desarrollo profesional completo de la mujer.

El Impulso Legislativo hacia la Igualdad

El desmantelamiento de la dictadura franquista llevó a un proceso de modernización social, cultural y tecnológica en España. Los avances legales en materia de género tomaron impulso en los años 90 a nivel europeo, con la Directiva 96/34/CE que establecía el derecho individual al permiso parental.

A nivel estatal, la Ley 39/1999 promovió la conciliación de la vida familiar y laboral. Sin embargo, la norma legislativa más significativa fue la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (LOIE). Esta ley amplió derechos de conciliación y se propuso como objetivos garantizar la conciliación y fomentar la corresponsabilidad en las responsabilidades domésticas y familiares.

¿Cuáles son las continuidades históricas entre la desigualdad laboral franquista y la brecha salarial contemporánea?

La desigualdad laboral contemporánea en España, particularmente manifestada en la brecha salarial, presenta continuidades históricas directas con el modelo de género impuesto durante el franquismo. Estas continuidades no son meramente anecdóticas, sino que radican en la persistencia de los roles de género que relegan a la mujer a la esfera del cuidado, un concepto que el franquismo institucionalizó y que hoy penaliza económicamente a las trabajadoras.

Las principales continuidades históricas entre la desigualdad laboral franquista y la brecha salarial contemporánea se centran en la priorización del rol de cuidados femenino y la penalización económica del trabajo extradoméstico:

1. La Perpetuación del Rol de Cuidadora Exclusiva

El modelo de feminidad impuesto por el régimen franquista se basó en la trilogía Dios, Patria y Hogar, cuya ideología vinculaba a la mujer exclusivamente con la reproducción y la vida familiar.

  • Subordinación al Hogar: El régimen destruyó los logros de la Segunda República e impuso un modelo de subordinación absoluta al hombre, donde la misión de la mujer estaba confinada al hogar. Se desalentó o prohibió el trabajo remunerado de la mujer casada e incluso de la madre potencial, bajo el argumento de la incompatibilidad biológica con la actividad laboral fuera del ámbito privado.
  • Continuidad del Rol de Cuidados: Hoy, aunque la ley ha cambiado, la desigualdad se mantiene en la práctica. La razón abrumadora por la cual las trabajadoras optan por la jornada parcial es el cuidado de otras personas y de hijos (96,77% en 2011). Esto demuestra que, si bien la mujer ya no necesita la licencia marital, el peso social de las responsabilidades familiares y domésticas sigue recayendo desproporcionadamente en ella, perpetuando el rol de cuidadora que el franquismo había institucionalizado.

2. La Penalización del Trabajo Femenino a Tiempo Parcial

La brecha salarial se ve directamente agravada por la alta concentración de mujeres en jornadas a tiempo parcial, una situación vinculada al rol de cuidadoras. Esta realidad tiene sus raíces en la visión histórica del trabajo femenino como secundario o precario:

  • La Precariedad del Contrato a Tiempo Parcial: El uso excesivo del contrato a tiempo parcial penaliza a casi dos millones de mujeres en España, llevándolas a vivir de manera precaria y a envejecer en condiciones de pobreza.
  • El Vínculo con la Brecha Salarial Futura: La población femenina activa ocupa mayoritariamente el trabajo a tiempo parcial, lo que se traduce en cotizaciones más reducidas y, consecuentemente, en pensiones de menor cuantía. Esta situación es la base de la denominada «feminización de la pobreza».
  • Diferencias Salariales por Jornada: El trabajo a tiempo parcial es un factor decisivo en la discriminación salarial. La brecha salarial se duplica en comparación con el salario base y se dispara en los complementos vinculados a la disponibilidad (nocturnidad, turnicidad o trabajo en fin de semana), ya que la posibilidad de ejercer los cuidados familiares disuade a los empleadores de contratar mujeres para puestos que requieren gran disponibilidad.

3. La Segregación Horizontal y Vertical (Techo de Cristal y Suelo Pegajoso)

El confinamiento de la mujer a la esfera privada durante el franquismo se refleja hoy en la segregación que limita su acceso a puestos de poder y a sectores mejor remunerados.

  • Suelo Pegajoso: Históricamente, el franquismo confinó la función de la mujer al servicio doméstico como actividad exclusiva. En la actualidad, las mujeres son mayoría en sectores como el comercio, la hostelería y los servicios de limpieza (ocupaciones elementales), que son empleos sistemáticamente mal pagados y precarios. Las ocupaciones elementales tienen la brecha salarial más alta por ocupación, alcanzando el 29,61% en 2022.
  • Techo de Cristal: Aunque las mujeres tienen un nivel más elevado de estudios respecto a los hombres, su presencia en puestos de alta dirección sigue siendo desproporcionadamente baja. Durante el franquismo, se desalentaba la educación de las mujeres y se descalificaba a la mujer intelectual. Hoy, aunque se ha revertido la restricción educativa, la barrera invisible o «techo de cristal» impide su ascenso, un concepto que describe cómo las estructuras, los prejuicios y la dificultad para conciliar limitan su desarrollo profesional.

En esencia, la desigualdad laboral franquista sentó las bases ideológicas y legales para asignar la responsabilidad total del hogar a la mujer. Aunque las leyes coercitivas desaparecieron, esta asunción cultural subyacente sigue siendo el motor estructural que impulsa la brecha salarial contemporánea, forzando a las mujeres a adoptar modalidades de empleo precarias y mal pagadas para poder cumplir con ese mandato histórico de cuidados.

2. La Cuarta Ola Feminista y la Redefinición del Ámbito Profesional

La Cuarta Ola interpela la reacción patriarcal que surgió a finales de los años ochenta y tiene un nervio fuertemente anticapitalista. En el ámbito profesional, se articula en torno a tres ejes principales:

El Frente Económico: Contra el Techo de Cristal y el Suelo Pegajoso

La Cuarta Ola reivindica la paridad económica y salarial. A pesar de los avances legislativos (como la LOIE de 2007), el desequilibrio entre los derechos reconocidos y la situación real de las mujeres en el trabajo persiste.

  1. Brecha Salarial: En 2017, la brecha salarial de género se situaba en un 15%, aunque datos más recientes (2022) muestran un descenso al 17,09% a nivel nacional, una reducción atribuida en gran medida a las sucesivas subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). No obstante, el 24,28% de las mujeres con empleo percibieron como máximo el SMI en 2022, frente al 10,34% de los hombres.
  2. Techo de Cristal (Glass Ceiling): El techo de cristal son las barreras invisibles que impiden a las mujeres alcanzar posiciones de liderazgo. En España, las mujeres están cada vez más presentes en la educación superior, pero su representación en la alta dirección sigue siendo desproporcionadamente baja. En 2025, solo dos de cada diez CEOs son mujeres (19,3%), a pesar de que la presencia de mujeres en puestos directivos es del 38,4%. Las mujeres que ocupan puestos de dirección y gerencia perciben casi diez mil euros menos al año que sus compañeros (una brecha del 15,28% en 2022).
  3. Suelo Pegajoso (Sticky Floor): Este fenómeno describe cómo las mujeres quedan atrapadas en empleos precarios y mal pagados con pocas oportunidades de promoción. Las mujeres son mayoría en sectores como limpieza, hostelería y servicios. Esta situación se agrava por el hecho de que la población femenina activa ocupa mayoritariamente contratos temporales o discontinuos y jornadas a tiempo parcial, lo que se traduce en cotizaciones más reducidas y pensiones de menor cuantía, un fenómeno que se relaciona con la “feminización de la pobreza”.

Corresponsabilidad y Conciliación

El movimiento subraya que la desigualdad en el reparto del trabajo no remunerado limita las oportunidades de las mujeres. La LOIE de 2007 intentó fomentar la corresponsabilidad, pero la realidad de los permisos de maternidad/paternidad muestra que las mujeres siguen siendo quienes asumen mayoritariamente la labor de cuidados.

  • Permisos de Cuidados: Solo un 3% de los hombres argumentaron tener que cuidar a familiares como razón para optar por el trabajo a tiempo parcial en 2022, frente al 16,2% de las mujeres. El motivo más importante para que las trabajadoras tengan jornada parcial es, de forma abrumadora, el cuidado de otras personas y de hijos (96,77% en 2011).
  • Doble Jornada y Castigo Salarial: La brecha salarial se duplica en complementos vinculados a la nocturnidad, turnicidad o trabajo en fin de semana (en torno al 22%), ya que la posibilidad de ejercer los cuidados familiares disuade a los empleadores de contratar mujeres para puestos que requieran gran disponibilidad. El pago por horas extraordinarias presenta una brecha extrema a favor de los hombres, alcanzando un 69,21% de diferencia.

Seguridad y Dignidad: Nombramiento del Sexismo

La lucha contra la violencia machista es un eje central de la Cuarta Ola. El movimiento ha visibilizado que estas violencias son un problema estructural que afecta la seguridad y la carrera profesional.

Fenómenos como el hashtag #Cuéntalo y movimientos como #MeToo han empoderado a las mujeres para denunciar el acoso en el trabajo. Un estudio de 2019 en Aragón reveló que el 20,3% de los incidentes de abuso, agresión o acoso sexual ocurrieron en el entorno laboral. Además, la popularización de términos como «micromachismo» o «mansplaining» ha proporcionado herramientas lingüísticas para nombrar y combatir las formas sutiles de sexismo cotidiano en el entorno profesional.

3. Retos Futuros en la Lucha por la Igualdad Efectiva

A pesar de los importantes avances en la reducción de la brecha salarial y la implementación de políticas de igualdad por parte de empresas que poseen el distintivo “Igualdad en la Empresa” (Red DIE), la Cuarta Ola se enfrenta a desafíos estructurales y regulatorios que deben abordarse en los próximos años:

  • Implementación Legal en la Alta Dirección: Se espera que durante 2025 y 2026 entre en vigor la ley que traspone la directiva de la UE sobre el equilibrio de género en los órganos de gobierno, exigiendo un mínimo del 40% de representación femenina en los órganos de gobierno y alta dirección de las empresas cotizadas y otras entidades públicas y privadas. Esto es crucial dado que solo dos de cada diez CEOs son mujeres.
  • Transparencia Salarial: Se exige la constitución de mesas de Diálogo Social para trasponer la Directiva (UE) 2023/970, que refuerza la aplicación del principio de igualdad de retribución mediante medidas de transparencia retributiva. La Inspección de Trabajo debe llevar a cabo planes de actuación de oficio para corregir la infravaloración del trabajo femenino.
  • Revisión del Trabajo a Tiempo Parcial: Es esencial revisar el uso excesivo del contrato a tiempo parcial, que penaliza a casi dos millones de mujeres en España con precariedad y riesgo de pobreza en la vejez.
  • Fin de la Congelación Salarial por SMI: UGT demanda que se modifique el Artículo 26 del Estatuto de los Trabajadores para evitar la absorción y compensación de complementos salariales en las subidas del SMI, lo que actualmente mantiene congelados los salarios de la población trabajadora más pobre, mayoritariamente mujeres.
  • Fomento de la Corresponsabilidad Masculina: Es vital impulsar cambios culturales que fomenten la participación de los hombres en los cuidados (reduciendo su «absentismo en el ámbito doméstico»), buscando aliados masculinos en la lucha por la igualdad de oportunidades y la transformación de la cultura organizacional.

En esencia, la Cuarta Ola Feminista ha movilizado a la sociedad para nombrar las desigualdades (desde la brecha salarial hasta los micromachismos), pero el gran reto futuro reside en la traducción efectiva de los principios formales en cambios tangibles dentro de las estructuras empresariales y, fundamentalmente, en el reparto equitativo del trabajo no remunerado, donde el rol social de las mujeres sigue siendo el de cuidadoras.

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